Voluntariado cultural. El modelo norteamericano.


Por Belén Morata Ruiz. Historiadora del Arte. Internship Program at Gregg Museum of Art and Design, North Carolina State University.

 

Tradicionalmente, la forma de entrar en contacto con la actividad laboral de los museos e instituciones culturales (públicas o privadas) españolas y formar parte de ella, era básicamente a través de becas de formación o prácticas laborales. Recientemente, y debido a la actual crisis económica, parece que algunas instituciones han decidido adoptar el modelo norteamericano e incluir en sus programas la figura del voluntario cultural para cubrir aquellos puestos para los que se han quedado sin financiación.

Según la definición de la Real Academia Española, voluntariado es un conjunto de personas que se ofrecen voluntarias para hacer algo. Tradicionalmente, en España el voluntariado ha estado asociado a organizaciones no gubernamentales o religiosas que desarrollan una acción social.

Sin embargo, la figura del voluntario en los Estados Unidos va más allá. Para la sociedad americana, voluntariado es cualquier tipo de trabajo (cualificado o no) que se desarrolla en instituciones públicas o privadas sin recibir una compensación económica y cuyo fin es aportar algo positivo a la comunidad. Es una práctica tan extendida y bien considerada que hasta la Casa Blanca reconoce estas acciones como un medio para hacer que la gente se sienta involucrada en su comunidad y participe activamente del desarrollo de ésta,  patrocinando al voluntario cuando éste cumple un año de servicio. Así, muchos jóvenes encuentran en el voluntariado una forma de entrar en contacto con el mundo laboral.

De este modo, muchas instituciones públicas y empresas privadas contemplan la figura del voluntario dentro de sus organigramas y éstos son considerados en los proyectos de la institución como parte fundamental de un todo. Ambas partes, institución y voluntario se benefician mutuamente.

En términos generales, pueden distinguirse dos tipos de voluntarios:

  1. Estudiantes con una buena preparación académica pero poca experiencia laboral que quieren colaborar en proyectos específicos diseñados por la Institución.
  2. Adultos con una buena preparación y conocimiento del sector que, una vez jubilados, quieren seguir en contacto con el mundo laboral de una manera más relajada.

Los estudiantes universitarios que participan como voluntarios se benefician doblemente de esta acción. Por una parte reciben créditos que les ayudan a completar su formación, siempre y cuando el programa en el que colaboran esté relacionado con la formación académica que están adquiriendo; por otro lado, su curriculum será mejor valorado tras participar como voluntarios.

Generalmente, los programas de voluntariado se desarrollan en paralelo al curso escolar (cuatro semestres) y la actividad encomendada al voluntario suele organizarse conforme a ese tiempo. De esta manera el voluntario se compromete durante un corto período de tiempo y la actividad que desarrolla está desde el comienzo definida y limitada. De esta manera se evita que quede inconclusa o que la plaza del voluntario se convierta de temporal en permanente.

Frecuentemente, cuando la institución o empresa tiene la necesidad de contratar un nuevo empleado revisa primero el trabajo que están desarrollando sus diferentes voluntarios, con la intención de incorporarlos a su plantilla permanente. De esta manera, el esfuerzo de los voluntarios se ve recompensado con una oportunidad laboral.

 

Programas de voluntariado cultural

La American Association for Museum Volunteers (AAMV) trabaja desde 1979 representando a más de un millón de voluntarios y promoviendo el voluntariado en museos e instituciones culturales de ámbito local, regional y nacional.

Entre sus actividades, ofrecen a los voluntarios una plataforma donde intercambiar ideas e información, organizan talleres de formación continua y sobre todo, dan soporte legal a voluntarios y responsables institucionales de programas de voluntariado.

La AAMV ha elaborado una guía con propuestas ideales que, de ser cumplidas por ambas partes, aseguran el éxito del trabajo de los voluntarios en el Museo:

  • El personal del museo anualmente define los puestos que quiere cubrir con voluntarios en cada departamento, y los responsables de la institución deben asegurar que el programa de voluntariado tiene apoyo real, constante y continuado por parte de la plantilla del Museo, así como los recursos necesarios para desarrollar el trabajo con éxito.
  • Los voluntarios reciben formación sobre el museo y sobre las tareas que les son encomendadas antes de comenzar el programa.
  • La supervisión por parte del personal del museo ayuda al voluntario a mejorar y continuar aprendiendo, al mismo tiempo que ellos valoran el programa y las habilidades de sus responsables.

Un caso particular: Programa de voluntariado en  el Gregg Museum of Art and Design, North Carolina State University, Raleigh, North Carolina, USA.

El Gregg Museum of Art and Design pertenece a North Carolina State University. Cuenta con una colección creada fundamentalmente a partir de las donaciones de coleccionistas privados estatales, muchos de ellos profesores que han desarrollado su actividad laboral en dicha Universidad. Entre sus fondos hay más de 20.000 objetos entre textiles, cerámica, arte tradicional internacional y nacional, fotografía, dibujos arquitectónicos y mobiliario moderno.

Como museo universitario una de sus funciones principales es dar apoyo a los programas académicos de la Universidad, dando a conocer cómo funciona un museo y qué trabajo se realiza internamente (a través de los programas de voluntariado), así como ofreciendo oportunidades de investigación sobre las propias colecciones.

Entre las actividades que desarrollan los voluntarios del museo se encuentran, la participación en el montaje y desmontaje de exposiciones temporales, ayuda en la catalogación de colecciones, revisión y normalización de las fichas de catalogación, actualización de las actividades del museo en Facebook y Twitter, recepción y atención de visitantes en las salas de exposición, apoyo al personal del museo en el desarrollo de las actividades y talleres educativos, etc. Todas ellas siempre bajo la supervisión del personal del museo, ningún voluntario trabaja individualmente, siempre en equipo.

Uno de los últimos proyectos del museo para los que se ha recurrido a la participación de la sociedad estudiantil y también local ha sido la instalación Streaming. New art from old bottles, de la artista Bryant Holsenbeck. Como ella misma se define, es una artista medioambiental y como tal, recoge objetos de desecho de la vida cotidiana para transformarlos en arte, generando reflexiones y preguntas sobre ellos. Habitualmente recurre a los jóvenes para el montaje de sus instalaciones, involucrándolos como parte activa del significado de la obra. La instalación fue publicitada a través de la web de la universidad y las redes sociales y el requisito era acudir con dos botellas de plástico el día del montaje. Todos los voluntarios fueron invitados a la inauguración de la muestra y sus nombres aparecieron citados en las cartelas explicativas, formando parte de la vida del museo.

Bryant Holsenbeck explicando el sentido de la instalación y repartiendo las tareas entre los estudiantes

Bryant Holsenbeck explicando el sentido de la instalación y repartiendo las tareas entre los estudiantes

Estudiantes participando activamente en el montaje de la instalación de Bryant Holsenbeck.

Estudiantes participando activamente en el montaje de la instalación de Bryant Holsenbeck.

 

Estudiantes participando activamente en el montaje de la instalación de Bryant Holsenbeck.

Estudiantes participando activamente en el montaje de la instalación de Bryant Holsenbeck.

 

Otro de los proyectos que se están desarrollando dentro del programa de voluntariado del Gregg Museum es el inventario de la colección fotográfica del artista John Menapace, donada al museo tras su fallecimiento. Este proyecto se está llevando a cabo bajo la supervisión de la archivera del museo y en él colaboramos cuatro voluntarios (tres de ellos estudiantes del Instituto de Diseño de la misma universidad, en la especialidad de fotografía). La colaboración de los voluntarios se llevará a cabo durante dos semestres y por ella recibirán créditos prácticos necesarios para finalizar sus estudios. Los voluntarios han recibido unas sesiones informativas sobre tratamiento y manejo de colecciones fotográficas y se encargan de la limpieza, numeración y almacenamiento con criterios de conservación de los documentos. Posteriormente, el personal del museo encargado de la documentación se encargará de la catalogación de la colección y su integración en la base de datos.

A manera de conclusión, me gustaría destacar lo positivo del modelo americano, como manera de acercamiento de los estudiantes y población en general a las instituciones culturales. Al mismo tiempo que hacer una reflexión sobre si la adopción de este modelo en momentos de dificultades económicas, como las que sufre España actualmente, es acertado o no. Creo que si se toma el modelo sin adaptarlo al sistema europeo podría correrse el riesgo de cubrir con voluntarios puestos cualificados para los que debería contratarse personal especializado. De la misma manera que esos puestos podrían pasar de ser temporales (limitados en el tiempo) a convertirse en permanentes no remunerados, lo cual no debería ser aceptado.

Bibliografía y webgrafía

Hirzy, E. (2007). Transforming Museum volunteering. A practical guide for engaging 21 st Century volunteers. American Association for Museums volunteers.

http://managementhelp.org/staffing/volunteers.htm

http://www.idealist.org/info/VolunteerMgmt

http://www.energizeinc.com/

http://www.serviceleader.org/leaders

http://serve.gov/about.asp

http://www.coyotecommunications.com/tech/volmanage.html

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