Museo del Romanticismo: futuro y juventud


por Carmen Cabrejas. Museo del Romanticismo.

 

 

Como cada año, el día 18 de mayo el mundo entero celebra el Día Internacional de los Museos, una propuesta del ICOM (en español, el Consejo Internacional de Museos) que desde 1977 trata de resaltar en este día el papel de los museos en servicio de la sociedad y de su desarrollo. Cada año, un tema escogido por el Consejo Consultivo de este organismo rige la celebración de ese Día, tratando de poner de manifiesto uno de los tantos aspectos en los que los museos son relevantes en el mundo actual.

El tema elegido para el 2012, “Museos en un mundo cambiante. Nuevos retos, nuevas inspiraciones”, hace referencia a las transformaciones radicales que la sociedad ha experimentado (y sigue experimentando) en los últimos años, y promueve la reflexión sobre los diversos modos en que los museos están afrontando y participando en ese contexto de cambio. El Museo del siglo XXI ya no es aquella institución estanca del siglo XIX, destinada a la contemplación pasiva de las obras, ni tampoco debe ser un mero referente turístico, en el que importen más los números de visitantes que las experiencias que estos tienen. Los museos albergan un patrimonio que nos pertenece a todos y es nuestra obligación ponerlo al alcance de la sociedad e involucrarnos con aquello que interesa al público actual. Por eso, los profesionales que trabajamos en museos estamos obligados a preguntarnos constantemente de qué formas podemos contribuir a la sociedad con los medios de los que disponemos (que en muchos casos son bastante limitados en la coyuntura económica actual).

En este contexto, cada museo se esfuerza por mantener ese papel relevante para la sociedad y acercarse a nuevos públicos, partiendo de los diferentes recursos y objetivos que cada institución tiene. En este caso, el Museo del Romanticismo lo hace desde una serie de particularidades, que aunque en muchos casos pueden ser entendidas como desventajas frente a otros centros más grandes y modernos, se aprovechan como rasgos positivos. El Museo del Romanticismo es un museo denominado “de ambiente”, (museos que recrean a través de sus estancias una serie de ambientes, espacios o circunstancias concretas), que reproduce una vivienda burguesa de mediados del siglo XIX. Dedicado a un periodo concreto, el Romanticismo español (1830-1868), tiene por tanto una colección que se ciñe a una época muy específica, pero que a la vez, por ese carácter de casa-museo, es muy rica en cuanto a tipologías (alberga no solo pinturas, esculturas o dibujos, sino también joyería, cerámica, mobiliario, fotografía y otros tipos variados de objetos propios de la vida cotidiana del siglo XIX) y lecturas (podría decirse que son casi infinitos los temas que podemos abordar a través de la colección). Aunque está situado en el centro de una de las capitales culturales europeas por excelencia, es una de esas voces de museo “pequeño” que tiene que luchar por hacerse oír en medio de los centros de arte más grandes y conocidos que existen en esta ciudad. Sin embargo, la importancia que tienen en su discurso museístico los aspectos de la vida cotidiana, los gustos y las costumbres sociales le permite llegar al público de una forma más personal, creando un vínculo emocional con los visitantes que una institución de otras características difícilmente podría desarrollar.

ImagenÁlbum de visitas del Museo del Romanticismo

Una última dificultad a la que el Museo ha tenido que hacer frente en los últimos tiempos es el hecho de haber permanecido cerrado por reformas durante ocho años. Al reabrir sus puertas en diciembre de 2009, una vez pasado el primer momento de interés por “lo nuevo” que atrajo a multitud de visitantes, ha tenido que trabajar para darse a conocer nuevamente entre el público, especialmente para acercarse a toda una generación que nunca había conocido el Museo abierto. A lo largo de los tres últimos años, desde el Museo se ha afrontado ese acercamiento de diversas maneras, teniendo siempre presente que se trabaja por, para y con la sociedad.

Dentro de esos retos que se presentan a los museos en el siglo XXI, el Museo está especialmente orgulloso de la labor que está desarrollando en redes sociales. Se ha orientado su uso no solo a la difusión unidireccional de información sobre el Museo, sino a la creación de una comunidad abierta y participativa, en la que el público colabora activamente, y a la difusión de contenidos (imágenes de obras, proyectos didácticos, etc.) sobre la colección. Además, en estos últimos años se han estado llevando a cabo iniciativas para acercarse a nuevos públicos, entre los que destaca el colectivo de desempleados, para el que se realizó un taller de iniciación a la estampa; los centros de educación especial, a los que se dirigió la actividad “Quiero que me veas”; o los familiares y cuidadores de enfermos de Alzheimer, a los que, en colaboración con la Asociación AFAL, se dedicó la actividad “Yo seré tu memoria” con motivo del Día Internacional de los Museos del año 2011, cuyo lema era precisamente “Museo y memoria”.  Entre esos nuevos públicos, y ya que hablamos de retos de futuro para adaptarnos a esta sociedad en continuo cambio, uno de los desafíos más importantes para cualquier museo en la actualidad, pero especialmente para un museo pequeño y con una colección tan específica como la del Museo del Romanticismo, es atraer a sus salas al público juvenil (de una edad comprendida entre 14 y 20 años aproximadamente).

En el Museo siempre ha existido el convencimiento de que el siglo XIX posee muchos elementos de plena actualidad para los jóvenes hoy en día: la afición por las historias de terror, la importancia de la moda y la música, el uso de la fotografía, etc. La cuestión era cómo transmitirles a ellos ese convencimiento, y animarles a venir a conocer el Museo. Para poder iniciar una programación dirigida a este sector de público, en el Museo se decidió, en junio de 2011, formar un equipo de colaboradores de esa edad, siguiendo el modelo de experiencias similares desarrolladas en otros museos más grandes, como MOMA Teens o Young Tate, o el Equipo del Museo Reina Sofía y Estudio Joven del Museo Thyssen en España. En este programa, llamado “XIX/XXI”, colaboran actualmente seis jóvenes de entre 17 y 20 años, que participan de la vida del Museo a través de actividades dirigidas específicamente a ellos (encuentros con el personal técnico, visitas a los almacenes de obras, asistencia a los montajes de exposiciones), y que con su creatividad y entusiasmo ayudan a enfocar acertadamente las actividades que el Museo propone al público juvenil.

 ImagenEncuentro con la restauradora del Museo del Romanticismo

Con estas actividades que se han comenzado a realizar recientemente, se pretende relacionar aspectos de la Colección con elementos que forman parte de la vida social y cultural de los jóvenes en la actualidad, poniendo de manifiesto que el museo y las obras que alberga no son algo que pertenezca exclusivamente al pasado, sino que son algo vivo y vinculado con sus intereses. Por ejemplo, en noviembre del año pasado se inició la programación juvenil con la realización de un taller de iniciación al cómic, compuesto de cuatro sesiones que combinaban una parte teórica de acercamiento a nuestra colección con una parte práctica, impartida por el ilustrador profesional Daniel Pascual. Durante las visitas al Museo, se dio a conocer a los asistentes parte de la colección de dibujo del Museo, resaltando la gran modernidad técnica y estética de muchas de estas obras, y se les acercó a la temática de la literatura de terror en el Romanticismo español, proponiendo la ilustración en formato cómic de una de las leyendas de Bécquer, “La cruz del diablo”. Siete jóvenes acudieron durante los fines de semana de todo un mes al Museo para formar parte de este proyecto, lo que revela desde luego un gran entusiasmo y constancia por su parte (cualidades que a más de uno sorprenderá escuchar a propósito de “jóvenes” y “museos”)… además de un gran talento, ya que pese a estar concebido como un taller de iniciación el resultado final fue de una calidad asombrosa: http://bit.ly/w4FmU0

En esta misma línea de vincular aspectos de la cultura del siglo XIX con la cultura actual, durante el primer trimestre de 2012 se ha realizado una actividad centrada en uno de esos elementos que despertaba pasiones entre nuestros antepasados y que sigue siendo de máxima importancia hoy en día: la moda. En la visita-taller “Del XIX al XXI: Damas góticas y dandies steampunk” se ha hablado de los cambios en la moda que se produjeron durante el siglo XIX, momento en el que se inician algunas cuestiones que llegan hasta la actualidad: la moda como elemento de definición social, como negocio, como indicador de género, y también como elemento de rebeldía frente a la sociedad de masas. Acompañados por la diseñadora Jacq the Rimmel, se ha ahondado en la vinculación de la moda decimonónica con corrientes actuales como el neovictorianismo y el steampunk, y se finalizaba el taller realizando un pequeño complemento de vestuario. Y nuevamente se ha podido comprobar cómo los jóvenes responden ante estas propuestas con entusiasmo, hasta el punto de que la duración inicial del taller se alargó una hora más de lo previsto en todas las sesiones que se celebraron (como os podréis imaginar, tener a 10 o 12 chavales “encerrados” en un Museo durante tres horas un sábado por la tarde, y que al salir te digan que les ha parecido corto, que les hubiese gustado que el taller durase por lo menos una hora más, es una de esas cosas que dan sentido a este trabajo…).

 Detalle de una de las encuestas del taller juvenil 'Del XIX al XXI'

Detalle de una de las encuestas del taller juvenil «Del XIX al XXI»

Como trata de recordarnos cada año este Día Internacional, los museos tienen mucho que decir en el presente y son fundamentales para el futuro. La experiencia trabajando con el público juvenil se puede hacer extensible al resto de retos que un museo como el Museo del Romanticismo debe afrontar en la actualidad: son pequeños desafíos que requieren esfuerzo, compromiso y entusiasmo, pero son imprescindibles para poder mantenerse vivos, crecer al ritmo que la sociedad crece y seguir participando activamente en la vida de las personas. Por eso, os invitamos a seguir formando parte de la historia del Museo del Romanticismo, hoy y todos los días.

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