El Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid


por Amelia Aguado Álvarez (Directora), Oliva Cachafeiro Bernal (Coordinadora de Actividades Culturales) y Cristina Bayo Fernández (Gestora Cultural).

 

El Museo de Arte Africano Arellano-Alonso es una institución sin ánimo de lucro creada en el año 2004. Sus magníficos fondos se concentran en arte contemporáneo español, arte oriental o arqueología industrial entre otros, pero será la colección de arte procedente del África subsahariana, la que se exhiba con carácter permanente por su exclusividad y calidad.

Por esta razón el museo se divide en tres salas expositivas ubicadas en el Palacio de Santa Cruz de Valladolid, sede de dicha universidad y uno de los primeros edificios renacentistas de España, datándose a finales del siglo XV y principios del XVI, durante el reinado de los Reyes Católicos.

El Salón Rectores y la Sala Renacimiento acogen más de un centenar de esculturas en terracota; el conjunto público más importante conocido en este material tanto por su calidad como por su cantidad a nivel europeo. En él están documentadas la práctica totalidad de las culturas que trabajaron el barro cocido a lo largo de la historia del continente, como los Nok, Ife, Edo, Djenné, Ségou o Jukun, entre otros.

En la Sala San Ambrosio, se exhibe el Reino de Oku de Camerún, compuesto por objetos vinculados al rey y sus sociedades secretas tradicionales. El recorrido se completa con la visita a la Galería etnográfica ubicada en la parte superior de esta misma sala, en la que se muestran utensilios cotidianos de distintas procedencias y cronologías.

Pero nuestra labor no es puramente expositiva, necesitamos que el público se acerque hasta África, conozca sus tradiciones, su arte y su cultura, por esta razón de manera constante organizamos actividades divulgativas y formativas, encaminadas a acercar la cultura y el arte africano a todos los interesados en ese gran continente desconocido para la mayoría.

Visitantes atendiendo en una visita guiada. Pórtico del Palacio del Reino de Oku de Camerún

Visitantes atendiendo en una visita guiada. Pórtico del Palacio del Reino de Oku de Camerún

SALÓN RECTORES – JINETES AFRICANOS

Esta sala ha sido concebida como un espacio de introducción a la colección. Permite, en primer lugar, descubrir cuáles son los materiales empleados en el arte africano, que van más allá del habitualmente conocido, como es la madera, la cual está vinculada a las célebres máscaras. A partir de ello se explica la funcionalidad de las piezas, ya sea desde un sentido funerario, ritual o religioso.

A continuación se muestran algunas de sus temáticas más relevantes, relacionadas con el culto a los dioses, rituales funerarios o con el recuerdo a los antepasados. Todo ello ejemplificado a través de un conjunto único de jinetes en terracota, de diversas culturas y cronologías, como los Dakkakari, Ségou o Bankoni, así como por diversas representaciones de animales, plenas de simbolismo y belleza.

Jinetes de terracota. Cultura Dakkakari. Siglo XX. Nigeria

Jinetes de terracota. Cultura Dakkakari. Siglo XX. Nigeria

Por último, en el espacio Miradas sobre África se exponen con carácter temporal, algunas otras piezas de la colección. De esta manera el montaje se renueva periódicamente y se dan a conocer obras que de otra forma pertenecerían ocultas en el almacén del museo.

SALA RENACIMIENTO

La segunda de las salas del museo tiene la peculiaridad de conservar los artesonados originales del edificio. Colocados a finales del siglo XV, son uno de los pocos restos que han pervivido del palacio de Santa Cruz, sin alteración alguna.

Este espacio, en principio, estuvo destinado a albergar parte de los fondos de arte contemporáneo de la Fundación Arellano Alonso. Pero desde 2009 alberga, de forma permanente, el grueso de su colección de escultura figurativa en terracota. Elementos didácticos como las cartelas, carteles informativos, mapas e incluso una reconstrucción de una excavación arqueológica, ayudan al visitante a situarse en el espacio y el tiempo, además de a conocer los rasgos básicos de los pueblos representados.

En la sala se pueden contemplar piezas procedentes de culturas que habitaron (o habitan aún) en torno a las cuencas de los ríos Níger y Congo, además de algunas obras de Etiopía y Tanzania. Salvo estas excepciones, el grueso de la colección procede de África occidental subsahariana.

Estos pueblos utilizaron para sus creaciones (hoy calificadas como “obras de arte” aunque para ellos son sobre todo objetos con una utilidad concreta: funeraria, religiosa, mitológica….), el material al que tenían más fácil acceso: el barro. Cada uno lo trabajará de forma algo diferente, y en función de la composición del terreno y del gusto personal, el acabado será distinto, pero todos tienen en común su empleo.

La técnica a la hora de trabajar la terracota, se ha conservado a lo largo de los siglos, aunque hayan incorporado motivos decorativos en función de los contactos con otras comunidades o los vaivenes históricos de cada territorio. Por ello, en la sala se exhiben piezas que abarcan un período de tiempo muy amplio, que se extiende desde el siglo V a.C. hasta el siglo XX.

El principal foco de creación se centra en la cuenca del río Níger, y más en concreto en el territorio que hoy ocupa Nigeria. Allí residieron los Nok, los creadores de la escultura figurativa en terracota en la zona occidental del continente, ya en el siglo V a.C. (o incluso antes). Como en muchos otros casos, apenas se conoce nada de ellos, como su estructura social, origen o economía. En ello influyen tres circunstancias: los hallazgos de piezas suelen ser casuales (por corrimientos de tierras, inundaciones o roturaciones); en África occidental la tradición se transmite de forma oral, salvo algunas excepciones; y las excavaciones con un carácter científico han sido escasas, perdiéndose la información complementaria que éstas hubieran aportado. Así, ocurre por ejemplo en el caso de los Nok, de los que se desconoce incluso las causas de su desaparición. Simplemente en torno al siglo VII d.C., no vuelven a aparecer. ¡Sin más!. Algunas semejanzas se han encontrado en esculturas de pueblos no muy alejados (como los Sokoto y los Katsina), por que probablemente hubo algún tipo de contacto entre ellos.

Sí conocemos algo más de los Ife y los Edo, ambos pueblos de la Cultura Yoruba, gracias a las crónicas de los portugueses y del resto de colonizadores a finales del siglo XV arribaron a las costas de Guinea. Estos pueblos son creadores de un bello “arte de corte” que llama la atención por su belleza y clasicismo. Y más aún si lo comparamos con lo que entonces se hacía en Europa, sumida en pleno Románico.

Cabezas antropomorfas. Cultura Ifé. Siglos X al XV d.C. Nigeria

Cabezas antropomorfas. Cultura Ifé. Siglos X al XV d.C. Nigeria

El segundo gran centro de producción de terracotas se ubica en el territorio que actualmente se identifica con Malí. Allí vivieron los Bankoni, Tennekou, Ségou y los más importantes, tanto por calidad como por ser creadores de formas: los Djenné. Las curvas y contracurvas de sus pequeñas figuritas, que incluso parecen reflejar estados de ánimo, rompen totalmente con la idea tradicional del arte africano rígido e inexpresivo.

En siglos posteriores continuarán utilizando el barro cocido pueblos como los Bura, Tiv, Dori, Sao, Komaland, Igbo, Ewe, Cham…., que habitaron en lo que hoy son Níger, Ghana, Togo o Benín. Algunos hallazgos de vestigios de estas culturas son muy recientes (como los años 80 del pasado siglo), así que ¿quién sabe si en un futuro seguiremos descubriendo misterios sobre estas sociedades e incluso pueblos nuevos?

No debemos olvidar el segundo gran conjunto de esculturas que se exhiben en la Sala Renacimiento. En este caso son cultural situadas en torno al rio Congo y sus afluentes y, en su mayoría, en la actual República Democrática del Congo. Dentro de ellas habría que destacar a los Mangbetu, cuyas jarras son el mejor resumen del concepto que para un africano tienen estas piezas. Fundamentalmente son objetos útiles (contener agua, aceite o vino de palma), pero su forma, reproduciendo una cabeza humana y la ornamentación corporal característica de este pueblo (tatuajes, escarificaciones e incluso dientes limados), denota también una preocupación estética. Para nosotros, dentro de sus vitrinas, se han transformado en “obras de arte”, pero en el fondo siguen siendo objetos misteriosos y llenos de simbolismo.

SALA SAN AMBROSIO – REINO DE OKU Y GALERÍA ETNOGRÁFICA

Una de las salas más espectaculares del Museo de Arte Africano Arellano Alonso, es la colección dedicada al Reino de Oku de Camerún, donde el visitante podrá adentrarse, gracias a los objetos que se muestran, en esta región denominada Grassland situada al noroeste del país. Un territorio montañoso y volcánico que se ha mantenido parcialmente aislado de mundo pudiendo conservar de esta manera muchas de sus tradiciones y modos de vida feudales.

Vista del Desfile de Máscaras y Pórtico del Palacio. Reino de Oku. Siglo XIX-XX. Camerún

Vista del Desfile de Máscaras y Pórtico del Palacio. Reino de Oku. Siglo XIX-XX. Camerún

Pero, ¿cómo llegaron los fondos hasta el Palacio de Santa Cruz? La respuesta hay que buscarla en las arduas negociaciones realizadas entre el matrimonio Arellano-Alonso y el actual rey o fon, llamado Sintieh II, conocedor del museo y deseoso de mostrar su legado al mundo. Las condiciones de conservación y difusión de las obras aportadas, fueron preceptos no negociables desde el primer momento, labor que desde la institución lucha cada día por mantener.

De esta manera la inauguración de esta exposición permanente se produjo en el año 2012 y desde entonces podemos encontrar en la muestra un recorrido por su cultura, religión, política y sociedad donde la cabeza del Estado será la figura del monarca, un dios en la tierra.

Así observaremos numerosas regalías, es decir, objetos rituales símbolo de su inmenso poder, únicamente utilizados por él y asentados en un lugar especial, mágico, el Pórtico del Palacio Real, decorado con animales y figuras rituales que simbolizan el prestigio y la sacralidad de la monarquía.

La alta elaboración técnica en la madera puede observarse también en el denominado trono Kabar, donde el maestro, apartado de la sociedad vive aislado en una cabaña enseñando de manera secreta a sus pupilos su arte que a su vez lo transmitirán de la misma manera a generaciones futuras.

Otro impactante conjunto son las sociedades secretas, formadas por un número indeterminado de personas que forman distintos grupos sociales como los Kwiifon, la justicia, la guerra o la medicina tradicional y que deben permanecer en el más estricto misterio. Su forma de representación más característica son las máscaras de madera, con vida y poder propio, por lo que son altamente temidas por la población del Reino de Oku. Su función final es mantener el orden y la paz dentro del conjunto comunal y si son necesarios los castigos para llegar a ello, utilizarán su juju o carga mágica que da vida para llegar a este fin.

Detalle de máscara sociedad secreta del Reino de Oku. Reino de Oku. Siglo XX. Camerún

Detalle de máscara sociedad secreta del Reino de Oku. Reino de Oku. Siglo XX. Camerún

Las camas de jefatura para presidir las reuniones de los representantes de cada aldea o los elaborados vestidos con una elaborada iconografía como la aparición de las arañas de tierra, símbolo de unión e inteligencia, hacen de este un interesante discurso dentro de la sala.

La exposición se completa con fetiches e instrumentos musicales como las campanas, símbolo de la realeza, los tambores de ranura o las arpas de seis dedos. Todos ellos poseen también poderes pues son utilizados para acabar con el enemigo, anunciar noticias trascendentes o en importantes ceremonias como entronizaciones o funerales.

La exposición se completa con la visita a la Galería Etnográfica ubicada en la parte superior de esta misma sala, en la que se exponen utensilios de distintas procedencias y materiales, los cuales son empleados en la vida cotidiana o en rituales. Todos estos objetos ayudan a comprender mejor las costumbres, las tradiciones y la estética de los pueblos africanos. Así podemos encontrar bobinas de telar, rallacocos, cubresexos, reposacabezas, muñecas de fertilidad, joyas procedentes entre otros países de Kenia con culturas tan interesantes como los Masai.

Muñecas rituales. Cultura Masai. Siglo XX. Kenia

Muñecas rituales. Cultura Masai. Siglo XX. Kenia

Como conclusión podemos comentar que el Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid adentrará al espectador a un viaje al continente africano, al África más profunda y apasionante, donde se comprenderá por fin cuales son los sentimientos, los modos de vida, las formas mágico-religiosas y la unión de la naturaleza y la madre tierra a través de su arte, único, rompedor e inigualable y que puede disfrutarse en este rinconcito de África en Valladolid.

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